viernes, 19 de agosto de 2011

Efímera evasión


Es una canción muy cursi, y un video bastante raro, pero lindo. Desearía estar en Hawai viendo a Betty bailar, charlando con Popeye y Olivia, bajo un sol a 32 grados de temperatura.
Fue lo primero melódico que escuché en un día que me levanté con gripe, los ojos hinchados y la cabeza pesada. Me arrastré al quiosco de la esquina en busca de algo para desayunar. En TN pasaba el pronóstico, 5 grados, posibles lluvias, y mientras sus cámaras recorrían escenarios de la ciudad, de fondo pasaba esta música. La versión era interpretada por Dancing Mood con Mimí Maura.

Ya en mi epoca en el bar había notado esa perfecta sincronía, esa coherencia que siempre logra el sr. programador de TN entre las imágenes, la temperatura y la música. Celebro eso.

jueves, 18 de agosto de 2011

Justicia al fin y al cabo

El gato o la humedad

Cuando llegué a vivir a Buenos Aires -ha pasado mucho tiempo, pero si me preguntan digo cuatro años-,  me burlaba de como la humedad era la explicación favorita para todos los pesares porteños. ¿Vio lo que era hoy el tránsito? Y sí, es la humedad respondía el otro. Es un invento pensaba, no tiene tanta presencia ni injerencia como se afirma en los ascensores.

"Esa gata es una india" dijo una amiga. Si lo pensara en profundidad rechazaría ese apelativo por su connotación racista e históricamente repudiable. Pero por el contrario,  me remite a mi infancia, partía del asombro hacia un niño con pocos modales, una crítica -a veces sí petulante- que con un dejo de humor y ternura se hacía ante quienes no sabían acatarse a las buenas maneras.  Esa niña es una india habrán dicho de mí, a mis espaldas, o a mi madre.  De todos modos, me resultó encantadora y pertinente para describir a Zama. Está  loca también se podría decir. Sus saltos impulsivos, sus corridas sin meta, su contemplación estática y alerta de lo inexistente. No se deja mimar mucho, solo un par de caricias y después quiere zafarse, o va un tarascón. Es sin duda una india.

Mi garganta anda medio intransigente hace unas semanas. No molesta pero deja pasar mucho menos aire del que se necesita para no tener que dar cada treinta segundos una gran bocanada. Y lo que pasa genera un silbido marino, incomodo en la rutina cotidiana y demasiado audible por las  noches. Además esa inhalación/exhalación exagerada, ese intento de reanimación pulmonar no suena muy diferente a un profundo suspiro, lo cual puede tener muchas interpretaciones. Si entro a clases, miro al profesor y se me escapa un gran suspiro. Este puede creer que estoy enamorada de él,  que su presencia frente al salón es algo a lo que me he resignado, que me alivia que haya asistido o que me fastidia su puntualidad.

Pero es cierto, a veces las cosas no se secan, y todo está brillante y pegajoso. Cuesta conciliar el sueño o pasear distendido.  Hoy leí,  humedad 100%. Pero puede ser alergia a la india de Zama. En ese caso estaría en un aprieto, literal. Cuando fui a Corrientes, no hubo problemas. Lejos de Zama y Buenos Aires. ¿Será una combinación de ambas? Podré ser feliz con Zama en Córdoba, sin Zama en San Telmo. No son opciones posibles. Me agita incluso el tipear.


Adjunto una imagen con las dos principales sospechosas de este estreñimiento de bronquios. Hay otras cosas, la ansiedad, toxicos y toxinas, mal estado físico, pero son más dificiles de fotografiar. Nótese claramente las manchas de humedad que sobrevuelan el aire. Después de tomar esa foto di un gran suspiro. Zama pensó que era porque pese a su cercanía no tiró el florero.