miércoles, 6 de abril de 2011

No comparto

El texto a continuación es viejo, algunos ya lo habrán leído. Resulta que ayer tuve una clase donde un sujeto muy groso en lo que hace -aunque no recuerdo bien que era- nos insitaba a crear medios de comunicación para pantallas móviles. "Las pantallas móviles -decía-, las tablex, los celulares, son el futuro. Porque hay mucho tiempo perdido en desplazamiento y espera en las grandes ciudades. La gente recurre a lo que tiene a mano para entretenerse o aprovecharlo respondiendo mails" (no es una transcripción textual)".
Hay mucho más que hacer en los tiempos muertos, aparte de mirar facebook por el blackberry. ¿Y los libros Sr.?

Tiempos muertos. Día perfecto

No creo que haya parámetros estables para clasificar un día perfecto. Se puede mencionar una par de cosas a modo de lista que deberían o no suceder; o imaginar toda una situación al mejor estilo “El Mundo ha vivido equivocado” [1]. Pero el problema es que así se restringen las posibilidades. El día perfecto por excelencia se va construyendo sólo [2], sin que intervengan premeditaciones al respecto. Se arma de sucesos más o menos imprevisibles, pero de ningún modo extraordinarios. (En ese caso se trataría de un Día Especial o Único, que también es muy preciado pero no hace al tema en cuestión) Un día perfecto es específicamente uno del montón; no hace falta (ni se vale) encontrar una gran cantidad de dinero, que sea viernes, ni dormir como una morsa hasta el medio día.

En mi caso me desperté más cabrona y más temprano que de costumbre. Tenía turno a las nueve con la dentista. Llegué bien temprano, y no lo sabía pero me esperaban veinte minutos antes de ser atendida, ¿La parte linda, un tiempo muerto?... Claro que sí. Según mi improvisada reflexión al respecto: 

“Un tiempo muerto es aquel en que no se puede hacer más que esperar, del modo más agradable que le permitan las condiciones, a que el reloj haga lo suyo. Ejemplos de tiempo muerte son un viaje de corta o larga distancia, una sala de espera, un corte de luz, la caída del sistema, una hora entre dos clases, etc. Los mismos pueden y deberían aprovecharse para hacer lo que en el resto del día o de los días no se tiene oportunidad; Y como generalmente se lo da por perdido de antemano, ante estas actividades no sobreviene la culpa.”.

Entonces uno puede escuchar y disfrutar la música, leer un libro cualquiera, hojear revistas de actualidad, dormitar a gusto, conversar con alguien sobre un tema irrelevante quizás para ambos, mirar a la gente, a los perros, las publicidades callejeras, el paisaje. Cosas así de intrascendentales y desde las perspectivas hegemónicas inútiles.

A la salida de las sesiones medicas me quedó el hábito que aplicaban mis padres de consentirme, aunque haya sido una consulta indolora, como en este caso. Entonces fui a un café y me pedí un clásico desayuno porteño. Leí apuntes, pero todo relajada, porque estaba formalmente en sun segundo tiempo muerto enmarcado entre “turno dentista/trabajo”. A la salida de este último tenía que buscar la nota de un parcial, me di el lujo de evitar el subte y fui feliz en el colectivo, sentadita (lo cual en subte a esa hora es imposible) y al lado de la ventana, fresca… Linda nota, gran alegría y además se suspende una reunión con el grupo de Semiótica: el advenimiento de un tercer tiempo muerto, que podía ya extenderse tranquilamente al resto del día.

Entonces miré libros, compré frutas, lo intercepté a Juan, tomamos algo, se leen un par de poemas, fuimos al cine, vimos una película que ninguno tenía pensado ver y estamos los dos solos en la sala, lo cual sólo pasa en las películas, pero no en la que vimos[3] y es maravilloso, un cine lleno de fantasmas tomando café en el bar del hall. Paseo, algo de viento. Y el broche de oro: Llamado de papá (con saludos de mamá) para decirme que la carrera Ciencias de la Comunicación Social de la UNNE, dejó de ulular en la organización institucional y pasó a formar parte de una facultad. Realmente me emocionó.

Ahí me di cuenta de algo que venía presintiendo desde hace horas, estaba efectivamente en un día perfecto. Si, en Buenos Aires, con 38 grados de sensación térmica, en el año que estalló otra gran crisis… con todos los contras del mundo, se puede pasar un día entero sonriendo sonsa, sana y sinceramente con todo el cuerpo, sin culpa, sin sentirse un ingenuo o indiferente.

Es un escenario efímero en que uno acepta a voluntad, renunciando a su arrogancia, el papel de extra. Se permite entonces ser el tipo que compra flores distendido, lee el diario en el banco de una plaza, pasea alegre de la mano con alguien o habla por celular en el fondo de una escena. En un primer plano los protagonistas intercambian entreverados discursos existenciales o planean operaciones que cambiarán sus vidas. Y mientras ellos se enfrentan a situaciones dramáticas, conflictivas o intensas, uno ahí atrás, a un costado, sin cargar con el peso de una trama, es feliz casi fuera de foco, al borde del cuadro y desaparece. Eso es un día perfecto.


[1] Gran, gran cuento de Fontanarrosa.
[2] El gran pensador griego Albertos, ha sabido esbozar en la frase “La primera cerveza se toma sola”·  la idea de autorrealización en agentes inanimados. Lo urbano esta lleno de cosas sin vida que se desarrollan en secreto sin intervención humana. 
[3] Se trata de “La elegida” basada en una novela cuyo nombre es más representativo pero demasiado revelador “The dying animal”.

La Vie En Rose de Grace

Siempre amé esta versión. La encontré por casualidad en un cd de música romántica que un laboratorio regaló a mi madre.  Lo escuchaba como mínimo dos veces de seguido. Después conocí la versión de Louis Armstrong y de paso lo conocí a él y en parte a través de él entré al mundo del Jazz. Después recién conocí la versión clásica de Edith Piaf, la conocí a ella y de ahí empecé a amar el francés. Después Cortazar pujó un poco más  para que aprendiera esa lengua tan bonita que ronronea.
De Grace Jones hasta hace unos segundo no sabía nada. Conocía solo  un tema más. No me imaginaba que era una mujer tan hermosa. 

Para Juan



J'ai toujours aimé cette version. J'ai la trouvé par hasard dans un CD de musique romantique qu'un laboratoire avait donné ma mère. Je l'ecoutais au moins deux fois de suite. Puis j'ai rencontré la version de Armostrong ,   je lui ai rencontré et en partie grâce à il je suis entré dans le monde du jazz. Après j'ai connu la version classique de Edith  Piaf, lui ai rencontrée et puis j'ai commencé à aimer les Français... Cortazar aussi m'a poussé un peu pour apprendre cette  langue si belle qui ronronne...

Tres reflexiones derivan de todo esto:

- Es increible como una música, sólo una,  puede tener tanta repercusión en la expansión de alguien.
- Pese a lo jodida y perversa que puede ser la industria de los fármacos esto prueba otro de sus aportes a la humanidad. Ja!
- Los videos de esa época son lo mejor.