miércoles, 30 de noviembre de 2011

Decíamos AYER, cerca del faro

Hay situaciones. Estar acompañado. Estar solo. Dormir en un cuarto, dormir en carpa. Levantarse con un despertador o con pájaros increiblemente extasiados frente a cada amanecer. Adaptarse es un atributo que compartimos con otros animales, pero a diferencia de ellos, nosotros lo ponemos en práctica mil veces más.  Sí,  hay osos que desayunan con mamadera, pero sólo cuando son chiquitos, y lo de las vacas de ganado es un caso aparte. En el ser humano no todo es instinto, muchas veces media la razón, la conciencia y la propia voluntad. La idea de supervivencia se vuelve elástica, inmensurable.

Ir de camping, es un excelente ejemplo. Reducir el espacio habitacional a un metro cuadrado. Dormir incómodo, caminar cincuenta metros hasta el baño, hacer fuego con papeles y leña. Usar ropa sucia. Restringir el consumo de medios, electricidad y alimentos refrigerados. Tanto avance, tanta civilización para que un grupo de personas elija una vida similar a la cavernícola. (Juan me ha dado de mazazos en la cabeza.)

La primera noche, por más exagerado que suene, padecí intensamente el frío. Maldije una y otra vez someterme a eso. Estaba acostada sobre una revista deshojada, con toda la ropa que tenía, encimada, tiritando, sin mucho que hacer. Al cuarto día, tipo 8.30, salí del horno que un sol a fuego medio alimentaba,  un poco dorada, me desperecé  y dije "Oh, sí, esto es vida y no otra cosa".  A mis espaldas Juan comenzaba a sacar las estacas y desarmar la carpa. Redapatción urgente.

Fuimos de camping al Mar. Al de siempre. Hubo sol, hubo cenizas, tormenta, viento, un poco de resolana.

El mar estuvo bravío, espectacular, insomne.

El mar es Dios. Está ahí, desde siempre, alrededor del mundo, respirando. Nos expía, nos perdona, nos conmueve. Jugar con Dios es sano. Contemplarlo y escucharlo también. Las olas como bofetadas divinas nos han dado santos revolcones. La extrema belleza, la sencillez y armonía. Dios debería ser así.

Por la noche lo buscamos, en el camino una lechucita patotera nos hizo cruzar de vereda. Cuando le contase a sus amigas, seguramente más altas, no le creerían.

"Les juro, eran dos de esos seres, me sextuplicaban en tamaño. Estuvieron mirandome un rato. Comentando cosas, me alejé y los esperé atrás de un farol, cuando asomaron, les grité "QUIHGIGH". Se tomaron fuertes de la mano y cruzaron del otro lado. Debieron estar ahí, ver sus caras"

El mar de noche. Avanzamos por la arena humeda que dejó la tormenta. Las olas nacían y crecían en la oscuridad. La explosión las hacía visible. La espuma rabiosa estallaba en hilera como un reguero de pólvora sobre un desierto de talco.  Su ritmo fue sintonizando nuestra respiración, los latidos, los pensamientos. Una suerte de unidad, una unidad afortunada.

De regreso. Encontramos estrellas en los charcos que la lluvía dejó al costado de la ruta. Fue detenerse y mirar fijo hasta que empezaran a aparecer. Antes, estuvo la lechucita, pero todos fingimos indiferencia.




Cosas más o menos vinculadas

Más que un camping.
http://www.gaia.org.ar/ecovilla/index.html

Sorpresa: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=KX2BQM0D01M

Sobre el Faro.

martes, 22 de noviembre de 2011

Una chica sin contemplaciones

Contemplación: acepciones aproximadas

(s.f.) Evaluación de algo en modo particular: “Contempló la posibilidad de salir corriendo con la mochila del retrete entre los brazos”.
(s.f.)  Observación atenta, reflexiva  y delicada: “Contempló las estrellas y se estremeció de terror”
(s.f.) Consideración en el trato. Aceptación, concesión, tolerancia, paciencia.
- Ejemplo de diccionario: “Lo echaron del restaurante sin contemplaciones”
- Ejemplo de la vida real: “Mordiéndose los labios y evocando los mejores recuerdos compartidos, ante el agravio inusitado e injustificado, se quedó callada, por contemplación de la situación particular que atravesaba su interlocutor. (...) Frente a un reproche sacado de la misma sopa rancia que venía cocinando hace semanas, casi estalla arrojando el brebaje putrefacto por los aires,  pero tuvo contemplación y esbozo una sonrisa sumisa.

Tener contemplación hacía alguien es considerar su situación o estado detenidamente antes de emitir una respuesta contundente (física o verbal). Es bajar el mazo.

Hay casos de difícil aplicación: Cuando el malestar...
1) No se cuenta, se trasmite.
2) No se comparte, se proyecta (en su doble raiz, de proyectil y de proyección)
3) No se reduce con la exteriorización; se revive, se agiganta y recrea todas las emociones provocadas en primera instancia (frente a uno).

* Ejemplo narrativo con otras de las acepciones mencionadas: Dos amigas se reunieron en un café. Una de ellas había tenido una discusión con su padre. Él, sin contemplaciones, contemplando su avanzada edad, la echó de la casa. Desesperada, X sin casa (XSC) llamó a X con casa (XCC) para pedirle alojamiento por uno días. XCC no tenía problemas, pero durante el encuentro, la furia de XSC, las risas histéricas,  los golpes a la mesa, los adjetivos peyorativos que pasaban de su padre hacía ella, las acusaciones de complicidad con el progenitor, el escupitajo en el piso, la verborragia acida y fatalista y el destrato al camarero, le hizo contemplar la opción de fingirse apurada, dejarle las llaves y alejarse de ella durante su estadía.    

Personas desgastadas por las contemplaciones:
1) Yo
2) Algunas enfermeras y docentes.
3) Médicos de provincia.
4) Psicoanalistas
5) Pasea perros, todos los caninos tienen su tiempo, sus distracciones, un largo determinado de patas que hay que contemplar 

Los riesgos de  ser una persona sin contemplaciones:
1) Algún día necesitaremos ese trato.
2) Perder amigos.
3) Perder pareja.
4) Recibir feos regalos, o de selección poco dedicada.
5) Engordar (siempre es un riesgo a partir de mi edad)
6) Las múltiples formas en que se manifiesta el Karma:
- Los choferes de colectivo no se detendrán por nosotros, aunque nos vean por el espejo retrovisor corriéndolos durante cuadras.
- No nos darán el asiento aunque estemos repletos de bolsas y enyesados.
- Nadie nos ayudará a colocar la cadena de la bicicleta.
-etc.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Excepciones

"Que yo sepa nadie ha explicado esto, de manera que lo mejor es dejarse de pudores y contar, porque al fin y al cabo nadie se avergüenza de respirar o de ponerse los zapatos; son cosas, que se hacen, y cuando pasa algo raro, cuando dentro del zapato encontramos una araña o al respirar se siente como un vidrio roto, entonces hay que contar lo que pasa, contarlo a los muchachos de la oficina o al médico. Ay, doctor, cada vez que respiro... Siempre contarlo, siempre quitarse esa cosquilla molesta del estómago."
                                                                                            Julio Cortázar, LAS BABAS DEL DIABLO